Si existe algo que distingue el método Pilates de otro tipo de entrenamiento físico es el hecho de que puede ser realizado por personas de cualquier edad. La sociedad moderna vive fascinada por las técnicas rápidas, pero la calidad de vida se consigue paso a paso. Podríamos decir que la práctica del sistema Pilates conduce hacia un cuerpo sano que funcione con la máxima eficacia. Con Pilates no se trata de hacer ejercicios deprisa, se practican menos pero de forma muy completa, sin forzar, avanzando poco a poco según nuestro cuerpo nos lo permita. No sólo se refuerza la musculatura, sino también se despeja la mente. Por ello, se trata de un método adecuado para cualquier edad y para prácticamente todas las personas, ya que se compone de un gran número de ejercicios de intensidad y dificultad distinta, y que pueden adaptarse tanto a un niño como a una persona mayor, alcanzando sus propósitos sin sufrir lesión alguna. Este método tiene la particularidad de permitir modificar los ejercicios y adaptarlos para cubrir las diferentes necesidades de cada persona, sumándose así a sus beneficios intrínsecos, como mejorar el nivel de fuerza, tono muscular, resistencia y flexibilidad.
La práctica de pilates es importante y muy beneficiosa para todo el mundo, pero especialmente para las personas más mayores. En una edad en la que los huesos y músculos empiezan a anquilosarse es fundamental no abandonarse y detener la oxidación de las articulaciones. El tipo más común de clase para personas mayores principiantes es el Reformer, también conocido como cama de Pilates. Es una máquina que combina resortes colocados en varias tensiones distintas, que con el agregado del peso del cuerpo es capaz de crear una resistencia durante los ejercicios.
Asimismo, la resistencia que ofrece el Reformer es ideal para añadir un componente de peso que es excelente para el entrenamiento y más efectivo que el que ofrece la colchoneta.